Un melodrama audaz al borde del precipicio

From here to eternity (1953), dirigida por Fred Zinnemann, obtuvo el premio Oscar a mejor película. Abusos en el ejército y un romance prohibido en Hawaii unos días antes del bombardeo de Pearl Harbor, que determinó el ingreso de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial.

Por Nicolás Bianchi

Los personajes en la película no lo saben pero allí en Hawaii está por suceder uno de los eventos que quedarán marcados en la historia mundial. El 7 de diciembre de 1941 aviones japoneses atacarán el puerto de Pearl Harbor y ocasionarán considerables bajas materiales y humanas a las fuerzas armadas estadounidenses. Todo lo que sucede antes cuenta con cierto halo de trascendencia del que se vale la película ya desde su título, que en castellano fue De aquí a la eternidad.

Además, las dos sub tramas más importantes del relato son sumamente polémicas y hasta transgresoras para la época. Los personajes principales son el sargento Warden (Burt Lancaster) y el soldado Prewitt (Montgomery Clift). Warden va a comenzar un romance con Karen (Deborah Kerr), la mujer de su superior el capitán Holmes (Philip Ober), un marido descuidado e infiel. De todas maneras Karen es una mujer casada y la historia de amor con Warden es a todas luces una relación prohibida. De hecho, cuando los personajes se besan Zinnemann muestra no del todo disimuladamente el anillo de casada en la mano de la mujer.

Montgomery Clift y un muy joven Frank Sinatra.

Por otra parte, el soldado Prewitt, recientemente transferido a la isla, se niega a formar parte del equipo de boxeo del pelotón por una experiencia traumática de su pasado, lo que le vale ser sometido al ‘tratamiento’. Una y otra vez Prewitt es violentado por sus superiores con ejercicios extra, más horas de trabajo y verdaderos abusos y torturas contra su humanidad. La película lo presenta no como un mal institucional sino como el accionar de hombres desviados. De todas maneras muestra una cara siniestra de las relaciones que se dan en el ejército.

Prewitt se sostiene porque la tozudez es parte del personaje y también por el apoyo de su compañero Maggio (Frank Sinatra), un flaquísimo soldado de origen ítalo americano que va a tener una disputa con el violento carcelero Fatso (el gordo, Ernst Borgnine). En el dúo de amigos se repite una constante. Son nobles y obstinados, y ante la posibilidad de ser sometidos no escapan al castigo, aun teniendo posibilidades de esquivarlo. Prewitt podría acceder a pelear o Maggio tratar con respeto a Fatso, por más que no lo merezca, pero no lo hacen.

Deborah Kerr.

La fatalidad del bombardeo que ocupa el último segmento del film de alguna manera está presente en toda la historia, y en el destino de los personajes también. Son condenados de antemano. Esa espera de la tragedia se puede percibir no solo en las escenas más substanciales sino también en las prolongadas secuencias de borracheras en las que se muestra a los militares. No tienen otra cosa para hacer que matar el tiempo, y las angustias, con alcohol.

From here to eternity tiene la solidez y la robustez de un clásico hollywoodense. Las actuaciones son todas destacadas, incluso la de Sinatra, que es a quien más cuesta ver llegar a la profundidad de los demás. Pero lo logra. El final restaura lo que ‘debe ser’ y es así inevitablemente triste. Ni contra el matrimonio o el ejército hay lugar para la rebeldía y la felicidad al mismo tiempo, por más extraordinarios que sean los tiempos que corran.

Afiche de la película (1953).

Se consigue aquí, con estos subtítulos.

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