Por el espinoso camino de la rectitud

A man for all seasons (1966), en castellano Un hombre para la eternidad, es un drama histórico que recrea los últimos años en la vida de Tomás Moro y su enfrentamiento con el rey Enrique VIII a partir de la fundación de la Iglesia Anglicana. Dirigida por Fred Zinnemann. Obtuvo el Oscar a mejor película.

Por Nicolás Bianchi

El texto, los diálogos y las actuaciones son los principales valores del film británico A man for all seasons, que recibió 6 premios Oscar en 1967, entre los que se contaron mejor película, director, guión adaptado y actor principal. Fred Zinnemann, que ya había sido laureado por la Academia por From here to eternity (1953), tomó la obra teatral escrita por Robert Bolt y la llevó a la pantalla para contar una historia de rectitud y valentía.

Tomás Moro (el galardonado Paul Scofield) es un noble abogado y político que integra el Consejo Real cuando es llamado por el convaleciente cardenal Wolsey (Orson Welles), que por pedido del rey busca apoyo para iniciar un pedido de divorcio ante el Papa. La reina es infértil y Enrique VIII (Robert Shaw) no tiene aún descendencia. Lo que sucede en las recámaras reales es un asunto de Estado.

El cardenal Wolsey interpretado por Orson Welles.

La convulsión que sacude a Europa por la reforma protestante iniciada por Martín Lutero es tomada por la película como el vehículo sobre el cual el rey Enrique VIII decide impulsar el cambio que necesita para poder continuar con su linaje. Lo que plantea la obra escrita por Bolt es una confrontación de palacio entre quienes adaptan sus valores a las conveniencias de los tiempos y la rectitud inclaudicable de Moro, que antepone sus principios a sus intereses.

El reputado autor de Utopía cuenta con un activo valioso. Su aprobación es requerida porque él es, para la sociedad, sinónimo de honestidad. En principio es por eso que Cromwell (Leo McKern), el oscuro secretario del rey, y el pusilánime Robert Rich (John Hurt) urden un caso legal para presionar al intachable Moro. Entre ellos, el duque de Norfolk (Nigel Davenport), es quien intenta llegar a un punto medio por ser amigo de Moro pero también defensor de los intereses del rey.

Enrique VIII busca legalizar su unión con Ana Bolena para continuar su linaje.

La película construye no tanto la biografía de su protagonista sino su legado. El sacrificio y la épica moral de Moro brillan en un tiempo de pocas luces y muchas sombras. El rey Enrique VIII no es presentado necesariamente como un villano aunque sí lo es Cromwell, quien luce dispuesto a utilizar cualquier recurso para cumplir con sus objetivos. El personaje de Moro, llegado cierto punto de la película, ya no pretende instaurar sus valores sobre el resto sino simplemente no traicionarse a sí mismo, no desintegrarse como persona. No se trata del relato de una causa colectiva sino de un dilema profundamente individual.

A man for all seasons logra con un gran trabajo de vestuario establecer las diferencias sociales entre los personajes mientras que con breves añadidos musicales resalta, cuando es necesario, la pompa de la corte real. La película conserva el aire teatral en sus escenas centrales, cuando el foco se posa en los diálogos y la confrontación entre los personajes. Todas las actuaciones, incluyendo un breve cameo de Vanessa Redgrave como la amante del rey Ana Bolena, son destacadas. Moro es presentado para la eternidad como quien sostuvo sus principios hasta las últimas consecuencias, en lo que además de un drama histórico se podría considerar como una fábula universal.     

Afiche de la película (1966).

Está disponible en Google Play. Contacto: elgolocine@gmail.com.

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