Los jóvenes de hierro

Épica, humanista y poética, All Quiet on the Western Front (1930) sigue a un grupo de jóvenes enrolados en el ejército alemán durante la Primera Guerra Mundial. Producida por Universal y dirigida por Lewis Milestone, el film se alzó con el Oscar a la mejor película en el año de su estreno.

Por Nicolás Bianchi

Producto urgente de su tiempo, All Quiet on the Western Front está basada en una novela del mismo nombre escrita por el veterano de guerra alemán Erich Maria Remarque en 1928, en la que busca describir los horrores de la guerra y como la vida de los jóvenes se ve alterada al punto de no poder reintegrarse a la sociedad cuando, los que sobreviven, retornan a sus hogares.

Durante aproximadamente la mitad de la película el relato es coral, colectivo. Si bien despuntan algunos personajes lo que se refleja es el camino de un grupo de jóvenes que primero son estudiantes de secundaria y luego soldados. La sociedad los fabrica como guerreros, inculcándoles nacionalismo en las aulas y luego instruyéndolos para la guerra. Cuando pasan de los pupitres a las barracas de entrenamiento comienzan a perder el espíritu inocente y jocoso de la juventud.

Nacionalismo en el aula mientras detrás la sociedad vitorea a los soldados que parten a la guerra.

En un segundo momento el curso, ahora convertido en un pelotón, sufre los embates de la artillería enemiga en la trinchera. Los bombazos constantes horadan el espíritu de los jóvenes. Los alimentos comienzan a escasear, algunos pierden la cordura, otros resisten pero son parte de un proceso que los va a transformar para siempre, no solo porque estarán quienes mueran o resulten gravemente heridos, sino porque la guerra es mostrada como una experiencia que marca como un fierro candente.

Hasta cierto punto la película es para sus personajes un constante descenso en muchos infiernos. Cuando promedia el film el soldado Paul (Lew Ayres) es ubicado en el centro de la atención. A través de su recorrido se cuentan las pérdidas de esos soldaditos mandados al frente de batalla. La guerra es una máquina de muerte y destrucción, lo que queda claro en una escena en la que los enemigos salen de la trinchera y comienzan un ataque sobre los protagonistas. Primero muchos mueren bajo el fuego de la ametralladora y luego la batalla continúa con las bayonetas entre el barro y la mugre. El poder narrativo de las secuencias filmadas por Milestone es formidable.

La guerra como una máquina de muerte.

Los enemigos no son presentados como seres viles sino también como víctimas de una maquinaria que los excede. Cuando Paul se ve obligado a matar a un soldado en una trinchera llena de lodo luego siente culpa, se preocupa por su enemigo caído, encuentra sus documentos y ve una foto del hombre con su familia. La mirada de la película nunca deja de ser humana. No hay entidades que pelean sino que todos los que mueren fueron alguien, una persona con nombre, apellido y seres queridos.

Por último resta destacar la escena final de la película, que alcanza un nivel poético altísimo y seguramente forme parte de la historia del cine. En unos pocos segundos y sin diálogos Milestone da una definición contundente de la guerra, esa larga marcha de los jóvenes de hierro hacia la muerte.

Afiche de la película (1930).

La película está disponible aquí (subtítulos), en una calidad extraordinaria.

3 comentarios sobre “Los jóvenes de hierro

Deja un comentario

Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar