A quiet place part II (2021), dirigida y coprotagonizada por John Krasinski, mantiene gran parte de la tensión de la primera película de 2018, en la que la Tierra es invadida por unos devastadores monstruos que obligan a la humanidad a vivir en silencio. Con Emily Blunt y Cillian Murphy.
Por Nicolás Bianchi
El atractivo de la segunda parte de A quiet place está dado por el ingenio que se despliega para construir tensión en una película en la que los diálogos ocupan un lugar marginal, al igual que en la primera, y donde todo, o al menos lo que es central, debe ser contado de forma visual. A su vez, los monstruos ciegos que destruyen sin una agenda o un objetivo claro y el lugar que ocupan los niños y la discapacidad permiten distintos juegos interpretativos.
La película prosigue, primero desde el pasado, con la historia de Eve (Emily Blunt) y su familia. La primera secuencia muestra el día en que todo comenzó. Lee (John Krasinski) recorre una comunidad feliz hasta llegar al partido de béisbol de sus niños, que se desarrolla en un parque idílico en el que se desarrolla la vida familiar. En el cielo irrumpe un asteroide, presuntamente el vehículo de los monstruos que provienen de otro mundo y que van a alterar por completo la realidad.
La forma en la que la escena está construida, en la que se sigue a distintos personajes en primera persona la hace atrapante. Cuando la cámara se queda con la hija mayor Regan (Millicent Simmonds), que es sorda, la película se torna muda, adquiriendo la característica del personaje. Más adelante se presentan también un puñado de momentos vertiginosos en que la película logra volver muy real e inquietante a una amenaza que es fantástica. Los monstruos alienígenas tienen una velocidad y una fuerza brutales y no se expresan de ninguna manera que no sea matando.
Luego de los títulos la acción vuelve al presente de la historia, o sea al momento en el que había terminado la primera película. Eve y sus tres hijos se encuentran sin hogar por el último ataque de las criaturas, y algo maltrechos comienzan a caminar en busca de un nuevo refugio. La narración cobra cierto aire a película o serie de zombies, en la que por momentos la principal amenaza no son los monstruos sino los hombres que quedaron en una sociedad destruida, post apocalíptica. El viejo amigo Emmett (Cillian Murphy), que había sido introducido en la escena del partido de béisbol, se une al grupo.
En el mundo de A quiet place part II los personajes fuertes son, sobre todo, Eve y su hija Regan, que está ingresando en la adolescencia. Los hombres o están muertos o fallan. De ninguna manera suponen una guardia o protección sino que son introducidos más bien como un problema, como un escollo más en la supervivencia. Además la discapacidad, en este caso la sordera, puede dejar de ser un obstáculo. En un mundo donde hay que mantener el silencio a costa de perder la vida hablar en lenguaje de señas es un activo considerable.
La segunda parte de lo que puede llegar a convertirse en una franquicia no cuenta con el efecto sorpresa de la primera, cuyas primera y última escena son memorables, pero conserva buena parte de sus méritos. Krasinski sostiene los niveles de tensión y de terror en una historia que se cierra en 95 minutos, aunque podrían haber sido más ya que hay algunas líneas que quedan muy poco desarrolladas, lo que seguramente es intencional porque todo indica que habrá tercera parte y más también. La novedosa película de terror que fue A quiet place se transforma aquí en una primera secuela que deja todo listo para unas cuantas entregas más.
La película se estrenó en cines en Estados Unidos y está disponible online. Contacto: elgolocine@gmail.com.
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