Una película con cierto desorden de personalidad

El thriller Raising Cain (1992) gira en torno a un asesino serial con un severo trastorno de personalidad. Aquí Brian De Palma combina momentos de gran esplendor visual con una trama tan desordenada como la cabeza de su protagonista.

Por Nicolás Bianchi

En una entrevista realizada muchos años después el director Brian De Palma, consultado sobre Raising Cain, contó que las primeras secuencias de la película no resultaron como él esperaba y tuvo que, en posproducción, salirse del plan original para re ensamblar la historia. Así y todo, el principio del film todavía luce extraño. Más que sumergirse en un ambiente de tensión y suspenso, el espectador puede estar preguntándose qué se está contando en la pantalla durante más tiempo del que se debería invertir en ello.

En un nuevo tic hitchcockiano, De Palma elige empezar a contar la trama de forma lateral. La protagonista primera es Jenny (Lolita Davidovich) una mujer de mediana edad, madre de una hija, que sostiene una relación al parecer común y corriente, quizás un poco distante, con su marido Carter (John Lithgow). Jenny prontamente se encontrará con un hombre que la desvela, su amante Jack (Steven Bauer).

John Litgow como uno que contiene a un puñado de personajes.

En una suerte de inversión de roles típicos, Jenny aparece extrovertida y segura mientras Carter, psicólogo infantil, es quien pasa más tiempo en el hogar con el pequeño de ambos. El hombre decidió suspender su actividad profesional durante los primeros años de la vida de su hijo. El primer golpe de la película está dado cuando Jenny despierta de una pesadilla en la que estaba por morir trágicamente para, justamente, morir trágicamente asesinada por su marido que estaba más al tanto de sus actividades extra matrimoniales de lo que ella suponía.

A partir de entonces, o sea cuando termina el primer acto de la narración, se desarrolla un thriller con elementos de terror centrado en la figura de Carter y sus múltiples alter egos, ya que el hombre sufre de un desorden severo de la personalidad. Ni el despliegue ni la resolución de la trama principal presentan grandes sorpresas. Por el contrario, la narración se vuelve por momentos previsible e incluso confusa.

Un amorío con trágico final.

Así y todo, Raising Cain cuenta con algunas escenas memorables, como la que tiene lugar cuando todo se resuelve. Allí suceden mil cosas a la vez y además no solo se cuentan esos hechos sino también los distintos puntos de vista. En alguna medida, y aún sin ser tan icónica, se trata de un momento comparable a la famosa escena de las escaleras en The Untouchables, cuando la acción se ralentiza para que el espectador pueda comprender todo lo que ocurre en apenas unos instantes.

En suma, la película es regular, con muy buenos momentos en los que se nota la mano del director pero sin una trama que logre sostener de manera sólida una historia que flaquea muchas veces. Raising Cain, junto con The Bonfire of the Vanities y Casualties of War, constituyen un pasaje flojo de la obra de De Palma, un bache que comenzará a remontarse a partir de Carlito´s Way, la próxima película del director.

Afiche de la película (1992).

Se consigue por aquí, con estos subtítulos.

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