Una historia de redención entre el alcoholismo y el básquet

The Way Back (2020), de Gavin O’Connor, combina distintas tramas para contar el presente decadente de una ex estrella del básquet estudiantil. Protagonizada de manera principal, y prácticamente exclusiva, por Ben Affleck.

Por Nicolás Bianchi

Al estilo del icónico personaje de Nicolas Cage en Leaving Las Vegas (1995), Jack (Affleck) parece estar sumergido en una espiral descendente de alcoholismo con tintes suicidas. Consume bebidas blancas ni bien termina su jornada laboral, toma una latita de cerveza mientras se ducha, y todas sus noches terminan en el mismo bar, hasta la hora de cierre.

En principio Jack fue alguien y hoy es apenas el reflejo de un jugador que brilló en las canchas de básquet del circuito de colegios católicos. Trabaja como obrero en la construcción, conduce una camioneta vieja y vive en una casa deprimente, con un puñado de muebles básicos. Lo mejor de su vida deportiva y afectiva está anclado en el pasado.

Jack (Ben Affleck) se refleja en el espejo que está tras la barra del bar.

Como el equipo de su colegio, en el que él fue la mayor estrella de la historia, no encuentra rumbo ni resultados deportivos desde hace años, el cura que dirige la institución lo tienta para hacerse cargo de la conducción técnica. En una escena desoladora, Jack, solo en su casa, bebe unas veinte latas de cerveza mientras piensa posibles respuestas negativas. Está en un pozo del que parece no querer salir.

Pero al día siguiente se presenta frente al asistente del equipo, los jugadores y las autoridades del colegio. Acepta el trabajo. El desafío es convertir al peor equipo de la liga en un grupo competitivo. Los principales rivales tienen un director técnico odioso y pedante. El mejor de los jugadores del equipo de Jack carece todavía de personalidad para ponerse a sus compañeros al hombro. Los ingredientes clásicos de las odiseas deportivas están servidos y funcionan muy bien.

Cuando todo indica que el film va a transcurrir entre la oposición de los partidos de básquet y el impuso de Jack por beber con desenfreno se introducen algunos elementos extras que son un tanto disonantes. La contraposición entre la oportunidad que le ofrece el básquet colegial y su adicción a la bebida ya señalaban un camino firme para la película. El relato toma un tono más opaco y triste cuando se comienza a revelar la tragedia que llevó a Jack a su estado actual. Por la gravedad del pasado del protagonista, lo más interesante de The Way Back queda durante buena parte del desarrollo en un segundo plano.

El componente de odisea deportiva es el más atractivo de la película.

Esa sub trama roza, sino es que llega, a concretar algún golpe bajo. La cierta levedad del relato que parecía contar ‘solo’ la decadencia de un joven basquetbolista que nunca encontró su rumbo como adulto, pasa a ser la búsqueda de redención por parte de un hombre que vivió una tragedia sumamente triste. Affleck se hace cargo sólidamente de su papel, con cierta economía de expresiones que le dan credibilidad al calvario mental que atraviesa Jack.

The Way Back experimenta sus mejores momentos cuando lo que está en juego es deportivo y personal, cuando lo que tensa el relato es la partida que se juega entre el talento y la pasión de Jack por el básquet y su tendencia feroz hacia la autodestrucción por medio del consumo de alcohol. El resto podría ser parte de otra película porque si bien no la arruina sí la opaca, la torna mucho más gris que lo que apuntaba a ser en su primera media hora.

Afiche de la película (2020).

La película se consigue fácilmente, con estos subtítulos.

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