Oppenheimer (2023): La máquina narrativa de Nolan

Cuenta la vida del científico que posibilitó la creación de la bomba atómica. El director inglés narra una historia fragmentada a un ritmo frenético durante 3 horas.

Por Nicolás Bianchi

Salvo por unos breves momentos decisivos, la nueva película de Christopher Nolan adopta un tempo que sostiene de manera prácticamente homogénea. No hay una toma que dure más de un puñado de segundos. Los cortes prácticamente mecánicos se suceden después de que un personaje diga una línea. También hay átomos separándose, desvaríos atómicos y atmósferas en ebullición.

El ritmo que el director y guionista imprime al film tiene, al menos, dos efectos inmediatos. En primer lugar, una historia de un físico que produce avances en el campo cuántico para crear un arma de destrucción masiva, que no deja de ser un científico que trabaja en una oficina o laboratorio adquiere un ritmo trepidante. A esto hay que sumar las tramas de intrigas políticas y enjuiciamientos por supuestos vínculos con el comunismo. También hay algunas breves menciones a la vida personal del protagonista.

Con Jean, uno de los personajes más interesantes de la película

Ahora bien, esta velocidad que hace digerible un montón de escenas que, quizás, de otra manera podrían ser demasiado expositivas o áridas también le quita humanidad a la película. Probablemente, esto sea intencional. Es lo que hace una bomba atómica: borrar rastros humanos. Con respecto a esto, para los espectadores puede ser difícil establecer rasgos de personalidad de los personajes. ¿Oppenheimer era alegre, melancólico, introvertido, carismático, simpático, agresivo, confiado o sereno?

Es imposible saberlo a partir de esta película. Esto no se debe al trabajo de Cillian Murphy, quien lo encarna, sino a la mecánica propuesta narrativa del director. Tampoco es posible discernir cuál es la personalidad del militar Groves (Matt Damon), que acompaña a Oppenheimer durante el desarrollo del proyecto Manhattan. O de Strauss (Robert Downey Jr.), el impulsor de los procedimientos contra este científico.

Sí hay algo más humano, aunque muy breve, en los personajes femeninos. En primer lugar, la psicóloga Jean (Florence Pugh), amante del científico, es una mujer de cierta inestabilidad sentimental. Su rostro es el que más emociones representa en pantalla en esta película. A su vez, Kitty Oppenheimer (Emily Blunt), la esposa, permanece relegada hasta que se produce una breve declaración en un juicio. Es un minuto en una película de tres horas, pero está muy bien actuado.

Con su enemigo íntimo Strauss

Seguramente, la película con personajes más humanos hubiera sido otro proyecto, no este. Aquí la maquinaria de Nolan lo engulle todo. Es como si el director hubiera fragmentado el género biográfico. El juicio, la vida personal del protagonista, sus descubrimientos y su trabajo como coordinador político del proyecto suceden al mismo tiempo.

El film ofrece los mismos espasmos mecánicos para su línea argumental política. La bomba se desarrolló para que los nazis no lo hagan primero. Punto. Oppenheimer experimentó una cierta carga en su conciencia que lo llevó a abandonar este trabajo después de la guerra. Eso fue aprovechado para tildarlo de comunista. Punto. La bomba atómica cambió al mundo. Punto.

Oppenheimer no tiene un estilo similar al de otras biopics célebres en cuanto a su estructura narrativa. En este sentido, se parece más a otras películas de Nolan. Además, cuenta con una propuesta visual más que interesante. El trabajo de montaje es colosal. Por último, el resultado, a pesar de su falta de humanidad, es atractivo. Como ver una explosión.

Afiche de la película (2023)

Está online. Contacto: elgolocine@gmail.com

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