El lado rosa de la discapacidad

Rain Man (1988), dirigida por Barry Levinson, obtuvo el Oscar a mejor película a través de la historia de un hombre que se reencuentra con su hermano autista después de mucho tiempo. Las acciones se presentan de una forma gentil, por momentos ingenua y lavada. Con Dustin Hoffman y Tom Cruise.

Por Nicolás Bianchi

Por tercera vez en menos de diez años la Academia de Hollywood premió a un film que gira en torno de una discapacidad o enfermedad. Para 1989, año en el que se laureó a Rain Man, ya habían recibido su estatuilla One Flew Over the Cuckoo´s Nest (1975), que transcurre íntegramente en un hospital psiquiátrico, y Terms of Endearment (1985), en la que una joven mujer padece un cáncer severo.

Pero antes de introducir el autismo en la narración, la película presenta al personaje de Charlie Babbit (Tom Cruise), un hombre de su tiempo. De chomba negra, pantalón de vestir y saco claro, Charlie vive en Los Ángeles, importa autos de lujo (Lamborghini) que busca revender rápidamente a pesar de que infringe algún tipo de ley con respecto a la emisión de carbono y el consumo de combustible. El personaje bien podría ser uno de los yuppies de Wall Street (1987), aunque dedicado a la reventa de vehículos y ubicado en la costa oeste.

Charlie se lleva a Raymond para custodiar su herencia.

Su tren de vida algo frenético, y siempre orientado a hacer más dinero, se interrumpe cuando le comunican que su padre murió. Charlie había roto su relación familiar mucho tiempo atrás, por lo que la noticia no parece tener mayor impacto emocional en un personaje al que solo lo conmueve lo material. Un escribano, más tarde, le comunica que su padre lo desheredó, en verdad le dejó solo un auto antiguo y una colección de rosas, en favor de un otro misterioso, que se hace acreedor de propiedades y bienes por el valor de tres millones de dólares.

Así es como Charlie se entera de que tiene un hermano mayor que él, Raymond (Dustin Hoffman), que es autista y vive en un hospicio. En los créditos de la película hay una larga lista de médicos que sirvieron de asesores. El caso de Raymond es particular. Se comunica y parece entender todo lo que sucede a su alrededor, aunque vive bajo una serie rutinaria de actividades que, si se alteran, lo trastornan en extremo. Por otra parte, Raymond posee una habilidad extraordinaria para sacar cuentas, contar objetos y recordar números.

La relación entre los hermanos se afianza.

Los hermanos, dos perfectos desconocidos hasta entonces, comienzan a forjar una relación en la que tercia Susanna (la italiana Valeria Golino). Charlie se lleva, un poco a la fuerza, a Raymond con él para vivir en Los Ángeles, en principio con el fin de estar cerca de lo que él considera que también es su dinero, los tres millones de dólares. Pero, como es previsible, comienza a experimentar cierto cariño por su hermano. Como Raymond es fóbico a los vuelos el viaje en auto por Estados Unidos supone una aventura con paradas en distintas localidades como Las Vegas.

El tono de la película es liviano y optimista, aunque Raymond padezca de vez en cuando una crisis menor. El mensaje simplón del cariño familiar como una fuerza que puede superar todos los problemas está presente, y tanto la enfermedad de uno como la avaricia del otro resultan lavadas. De todos modos, Rain Man es una película bien filmada con actuaciones sólidas, aunque se prive de contar una historia que indague con mayor profundidad en las oscuridades del autismo y las ambiciones de los jóvenes fanáticos del dinero durante la década de los 80.

Afiche de la película (1988).

Está disponible para alquiler en varias plataformas y también se consigue online. Contacto: elgolocine@gmail.com.

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