Wanda la torturadora

Una crítica a los sentidos en juego en WandaVision, la serie con la que la plataforma Disney + relanzó el universo de Avengers. Una supuesta heroína busca redimir el dolor que le ocasionó la pérdida de su pareja para lo que crea un Guantánamo personal en el que somete a un pueblo entero.

Por Nicolás Bianchi

Los Avengers son héroes que no tienen ningún vínculo con lo popular ni con la gente del común. Son mega millonarios, semi dioses, integrantes del uno por ciento de la sociedad o incluso miembros de elites militares o científicas. Sus peleas contra amenazas tan o más poderosas que ellos se dan en lo alto de los cielos, desde donde se derrama la destrucción para la ciudad, o en descampados donde enfrentan al villano número uno, Thanos, el terrorista perfecto.

El monstruo violeta interpretado por Josh Brolin en las últimas películas de la saga consiguió el poder de desaparecer seres vivos con solo el chasquido de sus dedos. Hombres, mujeres y animales se desintegraron. Se volvieron cenizas en un instante, en lo que parece una representación de los atentados terroristas que se produjeron en buena parte del mundo durante el siglo XXI. Hombres y mujeres desaparecieron de un día para el otro de forma azarosa, al tomarse un tren o un avión, al caminar por una rambla o asistir a un concierto. Un segundo después dejan de estar vivos.

Los héroes se elevan sobre el común de la sociedad.

El enfrentamiento del billonario Ironman, el semi dios Thor y el súper soldado Captain America, y otras decenas de personajes más, contra Thanos y su horda, trajo varias consecuencias para este universo narrativo. La que aquí es relevante es la muerte de Vision (Paul Bettany), un androide creado a partir de una piedra con poderes especiales que logró forjarse una conciencia y adquirir una personalidad un tanto frío pero humana. Vision era la pareja de Wanda (Elizabeth Olsen) y su muerte reforzó en ella la tristeza por pérdidas pasadas.

El origen de Wanda, contado en Age of Ultron, está basado en la muerte de sus padres por las bombas fabricadas por la compañía Stark (cuyo dueño es Ironman), y más tarde de su hermano, episodio luego del cual la muchacha oriunda de Europa Oriental pasa del bando de los villanos al de los héroes. A partir de allí Wanda integra las cada vez más nutridas filas de los Avengers. Su poder más significativo radica en poder controlar las mentes de los otros, como si fuera una ilusionista que susurra al oído de alguien que verá cambiada su realidad.

Wanda es confrontada por los torturados.

El punto de partida de WandaVision, creada por Jac Schaeffer, es justamente la creación de un mundo ficticio en el que Wanda y Vision, misteriosamente revivido, son felices y formaron una familia. Cada uno de los primeros capítulos adoptó el modo de una sitcom, ya que esa fue la manera que encontró Wanda para sostener su relato, su artificial felicidad. Muy bien logrados desde lo estético, a la serie no le interesó indagar en qué roles y personajes había en juego en aquellas comedias sino que optó por quedarse solo con el envoltorio que fue cambiando para estirar un misterio a lo largo de las distintas emisiones.

En el último capítulo de esta temporada, abierta a una continuación, al menos ese mundo ficticio queda cerrado. Fue todo una construcción de Wanda que con sus poderes psíquicos mantuvo como rehenes a un pueblo entero, Westview, en el que construyó un ilusorio mundo ideal. Solo para ella, claro está. A lo largo de la serie los distintos personajes secundarios que podían, al menos por unos instantes, librarse del embrujo manifestaban angustia y desolación. El dolor que les infligía la ilusión de Wanda se les hacía insoportable. Percibimos su pesar, soñamos sus pesadillas, dicen algunos de estos ciudadanos de a pie caídos en desgracia. Nadie utiliza la palabra tortura pero eso es lo que sucedió durante toda la serie.

En el season finale, Wanda enfrenta a la villana Agnes como ya es habitual en el mundo Avengers. Ellas vuelan, disparan embrujos fosforescentes y se enredan en distintas secuencias de pelea mientras los habitantes de Westview miran para arriba e intentan escapar a los daños colaterales. En algún momento Wanda toma consciencia del dolor que les infligió a los demás y los libera. Lo que cuenta la serie es que el personaje, hasta esa revelación que ya se había dado a través de otros personajes en los capítulos iniciales, estaba tan sumida en su pesar que no se dio cuenta del dolor que estaba causando. Incluso en una línea de diálogo que suena forzada e ilógica Wanda les reprocha que dentro de su ilusión al menos estaban seguros.

Victoriosa y respaldada por la bandera de Estados Unidos.

La forma que encontró Wanda para lidiar con el dolor que le produjo el terrorista Thanos fue construir su propia base militar de Guantánamo, donde sometió a torturas psicológicas a un pueblo entero durante las 24 horas de los siete días de la semana, lo cual suena congruente con las prácticas que en la realidad el ejército estadounidense llevó y todavía lleva adelante en la bahía cubana.

En una de las escenas finales del capítulo, Agnes, ya derrotada por Wanda, dice, resignada, que seguramente ahora la van a encerrar en algún lado. O sea el equivalente a un juicio y una condena a prisión en el mundo regido por la ley. Pero no. Wanda reafirma su vocación torturadora y lanza sobre ella un hechizo que la devuelve a su papel de vecina de Westview. La condena a vivir una vida contra su voluntad. Su castigo será permanecer en situación de tortura. La elite heroica a la que pertenece Wanda no tiene tiempo para revisar sus métodos porque siempre hay una nueva amenaza por venir y, además, desde allá arriba es imposible saber al detalle lo que sucede aquí abajo.

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