Un gran grito

Eso es lo que busca el sonidista que personifica John Travolta en la brillante Blow Out (1981), o Impacto, de Brian De Palma, cuando de pronto se encuentra inmerso en una trama policial a raíz de un accidente o ataque que presencia casualmente.

Por Nicolás Bianchi

Una de las sensaciones que provoca Blow Out es considerar que hay escenas en la película que no podrían haberse filmado de mejor manera. Una vez más, como en Dressed To Kill (1980), está tan presente la mano de De Palma en la cámara que lo argumental y lo actoral queda relegado a un segundo plano. Cada secuencia del film está diseñada al detalle, con especial atención en los objetos, los puntos de vista y los ángulos desde los que el ojo del director muestra a sus personajes y su historia.

Jack (Travolta) es un sonidista que trabaja en una compañía cinematográfica que busca filmar un slasher, o sea una de esas películas de género en la que la atención gira en torno de un asesino múltiple de mujeres jóvenes y bellas. Pero las actrices que contratan no pueden, todavía, proveerlos de un buen grito, aunque sí de otros atributos. A la noche Jack va a un parque para tomar sonidos y aumentar el volumen de su galería. Es allí donde por casualidad presencia lo que parece un accidente. Un auto se despista y cae al río. Jack logra rescatar a una mujer pero el hombre dentro del vehículo fallece.

Jack y Sally. John Travolta y Nancy Allen.

Luego en el hospital, Jack comienza a conocer a Sally (Nancy Allen), la chica que estaba dentro del auto, quien es una dama de compañía que pasaba la noche junto a un importante político, que fue quien resultó muerto por el accidente. Pero Jack recuerda lo que escuchó y grabó, por lo que cuando los repasa los sonidos le develan que ahí no hay solo un reventón de un neumático, el blow out que le da título a la película, sino que parece haber un disparo de arma de fuego.

La resolución del caso, su relación con Sally y la aparición de personajes un tanto más oscuros, como el villano Burke (John Litgow), son los elementos narrativos que presenta De Palma en el resto del film. Pero lo principal es el cómo. La película es un festival de travellings, tomas cenitales y planos secuencia, entre otras artimañas visuales. El despliegue de habilidad del director da cuenta de un autor formado y, posiblemente, en su mejor momento.

El villano Burke, interpretado por el siempre sólido John Litgow.

Acciones que podrían resultar anodinas, como la de un técnico de sonido escuchando una y otra vez la misma cinta, están elevadas y complejizadas a tal nivel que resultan hipnóticas. La secuencia de acción del final que combina una persecución con un desfile de comparsas y orquestas militares también se destaca dentro de un film que ya de por sí es una selección de escenas brillantes.

La trama conserva además el suspenso y la intriga hasta el final, en el que el espectador puede temer por la suerte de los personajes. Si Blow Out no es la mejor película de De Palma está muy cerca.

Afiche de la película (1981).

Se consigue con facilidad por aquí, con estos subtítulos.

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