¿Cómo sabes si un abogado está mintiendo?

Fíjate si está moviendo los labios. En The rainmaker (1997) Francis Ford Coppola adapta un best seller de John Grisham en el que un joven e inexperto letrado se enfrenta a una gran corporación con el problema de la atención de la salud como tema de fondo.

Por Nicolás Bianchi

No es una de las grandes películas de Coppola, que quede claro rápidamente. The rainmaker no tiene nada que ver ni con la saga de The godfather, ni con Apocalypsis Now, ni con su versión de Dracula. Sencillamente, porque esas son algunas de las mejores películas de la historia del cine.

Lo cual no quiere decir que, quien disfrute de las películas de abogados y juicios, no vaya a pasar un momento agradable. The rainmaker fue un proyecto en el que abundaron los nombres pesados. Al director y al autor del libro original se sumaron Mickey Rourke, Danny DeVito, Danny Glover y Jon Voight. Los jóvenes Matt Damon y Claire Danes también fueron luego súper estrellas.

Claire Danes y Matt Damon, jóvenes y en ascenso.

Rudy Baylor (Damon) es un joven al que le falta un examen para obtener el título de abogado. Alquila un cuarto en una casa en la que vive una señora mayor y trabaja en un estudio de abogados en el que tiene por jefes a El golpeador (Rourke) y Deck Shifflet, quien nunca se recibió porque no pudo aprobar la prueba que Rudy tiene que dar.

Una de las tareas más importantes de Deck y Rudy es buscar clientes, para lo que recorren hospitales repartiendo tarjetas a los enyesados y traumatizados. Así es como Rudy conoce a Kelly (angelical interpretación de Danes), una mujer golpeada que pasa de potencial cliente a interés afectivo prontamente. El bufete se ve en serios problemas con la ley por sus prácticas que exploran el límite de la legalidad, por lo que Deck y Rudy abren su propia oficina. El principal caso que tienen es el de una madre que litiga contra una compañía de seguros médicos porque a su hijo con leucemia le denegaron un trasplante de médula por más que ella había cumplido regularmente con el pago de las pólizas.

Mickey Rourke como un abogado excéntrico.

La pelea es de David contra Goliath frente a un jurado en un tribunal. Voight interpreta a Leo Drummond, el experimentado abogado de la compañía de seguros que no tiene escrúpulos y conoce todas las maniobras legales posibles. En frente, la inexperiencia de Rudy y la picardía de Deck. También una causa justa.

De fondo, porque no todo es ver a estrellas de Hollywood desfilando por la pantalla, un tema todavía sensible para los Estados Unidos. Una familia de clase media baja (low income, según se dice en la película) que no tiene acceso a la salud es estafada por una gran corporación que no cumple con los acuerdos que firma.

Hay algunas cosas flojas en la película. Estas críticas a Coppola se escriben de rodillas y pidiendo perdón por la insolencia. Los títulos iniciales se combinan con una pecera en la que nadan pequeños tiburones. La pecera está detrás de la silla que ocupa Mickey Rourke, el golpeador, un abogado digamos excéntrico, frente a su escritorio. Tiburones y abogados. En su primera línea de diálogo DeVito dice que hay tiburones en un estudio de abogados. No hace falta explicar tanto. Ya vimos a los tiburones y a Rourke caracterizado como un representante de boxeadores. También hay algo en el tono que cuesta fijar. Las escenas de DeVito parecen de comedia, las de Damon y Voight de un drama judicial y las de Danes de un drama social. Con el correr de la película, de todas maneras, las piezas encuentran su lugar.

En 2004, John Grisham dijo a Entertainment Weekly: “The rainmaker es la mejor adaptación de alguno de mis libros al cine. Me encanta la película, está muy bien hecha”. ¿Quiénes somos nosotros, simples mortales, para discutirlo?

Afiche de la película (1997)

Quien quiera concurrir a los tribunales de Memphis, Tennessee, para presenciar el juicio contra una cruel compañía de seguros puede dirigirse en esta dirección (con estos subtítulos).

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