En La ilusión viaja en tranvía (1954) asoma la mirada filosa de Buñuel

Esta película pertenece a la prolífica etapa mexicana del director. Si bien es una comedia melodramática producida por un gran estudio, aparecen algunos rasgos autorales.

Por Nicolás Bianchi

Una parte importante de la obra de Buñuel se caracteriza por tener una mirada sociológica. Los ricos muy ricos y los pobres muy pobres son personajes típicos en sus historias (y en el mundo del siglo XX y en el actual también). De manera lateral, esto aparece en La ilusión viaja en tranvía, una comedia con una trama de melodrama que es, más bien, una película de aventuras.

Y estas aventuras están protagonizadas por tres personajes complementarios y queribles. Tarrajas (Fernando Soto) y Caireles (Carlos Navarro), ambos apodos, son dos empleados de bajo rango de una empresa de tranvías. Tarrajas trabaja en el taller mecánico y Caireles suele supervisar que los pasajeros hayan pagado el boleto. Después de una larga jornada de trabajo, ambos deciden compartir unas cervezas. El tercer personaje importante es Lupita (Lilia Prado), hermana de Tarrajas y objeto de deseo de Caireles.

Pobres y ricos con galera

Como es de esperar, los amigos se emborrachan. La primera parada de su aventura es un club social en el que deben participar como actores de una obra de teatro. Uno interpreta a Dios y otro a un demonio en un acto que recrea la tentación de Eva y Adán en el paraíso. Por el estado de ambos, todo resulta dificultoso. Además, bien entrada la noche, deciden salir a dar unas vueltas en un tranvía que han reacondicionado con mucho esfuerzo pero que la empresa ha decidido desmantelar.

En parte, al hacer esto están reivindicando su trabajo. También son una especie de justicieros sociales, ya que ofrecen transporte gratis a distintos personajes que vagan por la noche mexicana. Ahora bien, devolver el tranvía al depósito correspondiente tiene sus dificultades. Después de dormir unas horas arriba del vagón, los amigos y compañeros deben salir a las vías. Como es de esperar, no pueden llegar al depósito.

En cambio, comienzan un recorrido por la ciudad durante el que ellos intentan escapar y volver, pero hay toda una serie de pasajeros que desea viajar. La película cuenta esto como si fueran episodios. O sea, primero llevan a unos chicos de escuela a una excursión. Después, se enredan con un ex trabajador de la compañía, Papá Pinillos (Agustín Isunza), que los quiere delatar.

Los tres queribles personajes principales

Este personaje sería como una suerte de carnero, un delator. Además, en un tramo del viaje, el vagón se llena. Dos de los pasajeros son ricos estereotipados que tienen una conversación ridícula sobre la posibilidad de que los obreros tomen algún día el control de la sociedad. Por un lado, con esto Buñuel expresa lo lejos que está esa hipotética situación. Por otro, traza un dibujo burlón de estos millonarios mexicanos que se ven a sí mismos como seres superiores.

En toda esta travesía, los intentos de Caireles para conquistar a Lupita lucen como un requisito de la productora. No es importante para la película. Pero, evidentemente, todos los films de esta etapa deben tener un componente melodramático. La ilusión viaja en tranvía es una comedia ocurrente, entretenida y bien realizada que se apoya en un trio de personajes que por distintas razones son entrañables.

Afiche de la película (1954)

Está en YouTube. Contacto: elgolocine@gmail.com

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