Mantícora (2022), retrato de un monstruo

Esta extraordinaria película española escrita y dirigida por Carlos Vermut cuenta la historia de un pedófilo que intenta repeler sus instintos. Se trata de una obra detallista que ha sido filmada con maestría.

Por Nicolás Bianchi

¿La pedofilia es una desviación, una perversión, una enfermedad o un poco de todo esto? Mientras pone a esta pregunta en juego, Vermut cuenta en Mantícora las peleas internas de un hombre joven que lucha contra lo que parecen ser sus instintos. Y lo hace de manera elegante, construyendo una historia tensa en la que los detalles importan y suman al resultado final.

Julián (Nacho Sánchez), el protagonista, es un joven diseñador que trabaja para una empresa que crea videojuegos. Su especialidad es la creación de monstruos. Para ello, usa un equipo de realidad virtual que incluye el uso de gafas especiales. Julián trabaja mayormente en su departamento y solo asiste a la oficina de la compañía para participar de reuniones grupales.

Julián, la mantícora

Una tarde mientras trabaja nota que el departamento ubicado frente al suyo en el mismo piso sufre un principio de incendio. Dentro ha quedado atrapado Cristian (Álvaro Sanz Rodríguez), un niño de 9 años. Julián logra forzar la puerta y rescata al pequeño. Después, recibe las gracias de su madre Sandra (Aitziber Garmendia). Esta experiencia supone para Julián el surgimiento de un impulso sexual que, en principio, logra contener.

La crisis del personaje se profundiza cuando no puede concretar una relación sexual con una joven que ha conocido en una discoteca, pero parece aliviarse más tarde, cuando en el cumpleaños de una compañera de trabajo se topa con Diana (Zoe Stein). Este es el otro personaje sobre el que se detiene la película. Diana es una joven mujer que estudia historia del arte, no trabaja y vive junto a su padre minusválido, a quien se encarga de asistir.

Entonces, Mantícora se centra en el debate interno de Julián, que comienza a sentirse interesado por Diana como respuesta a sus impulsos por el pequeño Cristian. La manera que el personaje encuentra para lidiar con su deseo es creando una réplica virtual del niño, como si fuera un personaje de un videojuego. Además, con el uso de las gafas virtuales Julián puede interactuar con su creación.

Diana y su corte garcon

Uno de los aspectos más interesantes de la película es que el retrato de Julián es sumamente humano. No se trata de un monstruo sin control, ni de alguien sin moral ni valores. Más bien, es un joven que lidia con un impulso a conciencia de que eso que siente es incorrecto. Además, todo esto se cuenta con herramientas cinematográficas, sin que nadie diga una sola palabra al respecto.

Mantícora no es perturbadora pero sí inquietante. Y la historia que cuenta está presente hasta en la caracterización física de los personajes. En este sentido, los ojos saltones y los rasgos del rostro de Julián contribuyen a la idea de que se trata de un ser especial. En principio, no tiene cuerpo de animal como la mantícora, el monstruo mitológico del título, pero sí una apariencia particular. Al mismo tiempo, Diana con su pelo cortísimo y con flequillo y su cuerpo menudo podría asemejarse a un niño, por más de que no hay dudas de que se trata de una mujer.

Esta, la tercera película como director de Vermut, ha sido nominada en los últimos premios Goya, pero finalmente no ha recibido ningún galardón. Es, a todas luces, una injusticia.

Afiche de la película (2022)

Está disponible en Movistar+. Contacto: elgolocine@gmail.com

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