París es demasiado bella y real, no deja que olvides nada

An american in Paris (1951), dirigida por Vicente Minnelli, es el musical que ganó el Oscar a mejor película en el año de su estreno y además lanzó al estrellato al actor y bailarín Gene Kelly, que brilla por sobre cualquier otro elemento del film.

Por Nicolás Bianchi

En An american in Paris se pueden registrar componentes de los musicales más añejos de Hollywood con otros más modernos, como si fuera una obra que se encuentra entre dos épocas. Cuando la película permanece en las calles, en los bares o en la intimidad de los personajes consigue sus mejores momentos mientras que cuando recurre a la vieja presentación del musical como una pieza de Broadway filmada cae en cierta medianía intranscendente.

La presentación de los personajes está realizada mediante un montaje sumamente dinámico. Jerry Mulligan (Gene Kelly) es un pintor que sobrevive en Paris, aún sin éxito, y tiene como amigos al pianista Adam (Oscar Levant) y al local Henri (Georges Guétary). El protagonista se va a debatir entre dos mujeres. La más veterana y rica Milo (Nina Foch) intenta seducirlo con su billetera y le compra varias de sus obras, lo que lo obliga a Jerry a acompañarla a algunos eventos sociales. Pero el corazón del personaje late por la joven y angelical Lise (Leslie Caron), a quien conoce por casualidad en un café.

La joven Lise (Leslie Caron).

Jerry no lo sabe pero Lise es la novia de su amigo Henri, lo que le da al guión el principal enredo de la trama, que no está del todo bien construida ni justificada. Las secuencias musicales no tienen un gran aporte dramático para una historia que avanza por un camino obvio. El galán intenta primero con éxito conquistar a Lise, luego fracasa y finalmente hay que esperar un largo cuadro musical de casi veinte minutos, que muy poco tiene que ver con el resto de la película, para saber qué sucede.

Por lejos lo mejor que presenta el film es una estelar actuación de Gene Kelly, que brilla en cada número musical. De todas maneras cuanto más chico es el espectáculo en An american in Paris mejor es. Las escenas más logradas están en los escenarios que recrean a las calles parisinas y donde los personajes son pocos y el despliegue menos fastuoso. Cuando la música y el baile se trasladan a grandes decorados con elencos gigantes el show se vuelve mucho más rutinario, previsible y estándar.

Antes del final hay unalarguísima coreografía de 18 minutos.

Las pequeñas secuencias que pretenden cierta comicidad no han envejecido bien, seguramente en la época hayan sido más graciosas. Lo mismo se puede decir del papel de las mujeres, sobre las que varias veces se insinúa que al estar en pareja con un hombre alcanzan una supuesta realización. Una vez más lo que luce y brilla, incluso muy encima de los demás trabajos actorales es Gene Kelly.

En su época An american in Paris fue un éxito, arrasó en los Oscar con el premio a mejor película y casi todos los rubros técnicos. Incluso fue laureado el guión, lo que hoy es incomprensible. Ya consagrado como una estrella Gene Kelly realizó al año siguiente Singin´in the rain, su obra más recordada. El tiempo la puso por encima de esta anterior película.

Afiche de la película (1951).

Se consigue aquí, con estos subtítulos.

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