En un sueño el cuerpo debería responder ante la amenaza de la muerte

Por momentos extraña y bellamente filmada, Come True (2020), entre la ciencia ficción y un terror de baja intensidad, sigue a una joven muchacha en una trayectoria difusa entre lo onírico y la realidad. De origen canadiense y dirigida por Anthony Scott Burns, fue presentada en el último Festival de Sitges.

Por Nicolás Bianchi

En una atmósfera de grises y azules apagados que componen una ciudad indeterminada pero sumamente fría, Come True indaga en los límites entre lo onírico y lo real, con especial énfasis en lo que puede representar el inconsciente a partir de la experiencia cotidiana. Por momentos el film tiene el tono de una pesadilla lúgubre y gótica, pero por otros se trata de un viaje recubierto de cierto misticismo. Una música instrumental, sintética y algo lánguida envuelve a todo el relato.

La creación de un clima, de un medio con las características mencionadas está, como componente del film, en un lugar de privilegio con respecto a otros elementos, aunque no se trate de una obra experimental sino narrativa. La joven Sarah (Julia Sarah Stone), protagonista central de la película, escapa de su hogar por motivos que no se explicitan. Se transporta en bicicleta, asiste todavía al colegio y duerme en una bolsa de dormir, sobre el tobogán de una plaza desde donde, antes dormir, puede observar las estrellas que despuntan en el cielo.

Un personaje solo, sin hogar.

Sarah encuentra un aviso en el que ofrecen una pequeña paga por participar de un estudio de análisis del sueño, lo que además le servirá para solucionar la falta de un espacio para dormir. La joven se compromete a asistir durante varias noches para que la enchufen a un aparatoso sistema de monitoreo de cierto estilo retro, con grueso cables y monitores cuadrados. Lo que suceda en ese espacio, y en los sueños, adquirirá un peso mayor que el resto de su vida, la que de a poco se difuminará.

En paralelo la muchacha comienza a relacionarse con Jeremy (Landon Liboiron), uno de los jóvenes científicos encargados de monitorear los sueños de los voluntarios. Mediante una nueva tecnología logran tomar algunas imágenes, casi siempre muy difusas, de lo que los pacientes sueñan. Lo que sucede en esos momentos está lejos de un colorido despliegue surrealista sino que se corresponde con la oscuridad del lugar en el que viven los personajes.

Unas sombras que aparecen recurrentemente en las pesadillas de los voluntarios.

Los sueños, o las pesadillas, de Sarah suben en intensidad, lo que la lleva a sufrir algunas crisis en las que experimenta un ataque de pánico o se desvanece. Como si ese otro mundo comenzara a captarla por completo, Sarah entra, al estar despierta, en un estado de desesperación. Es un personaje solo, aislado, que cuando tiene una necesidad recurre a Jeremy, que es alguien a quien acaba de conocer.

Come True se devela lentamente y en sus momentos más confusos se sostiene en la personalidad de su protagonista. Por momentos el ejercicio estético supera al narrativo, lo que a todas luces es una búsqueda intencionada. No es sino hasta la última toma que se brinda la información necesaria para asir lo que sucede en la pantalla. Así, el espectador de pronto puede comprender lo que acaba de ver. Como si despertara de un sueño.

Afiche de la película (2020).

La película se consigue aquí, con estos subtítulos.

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