Trabajo duro, familia y disciplina

How Green Was My Valley (1941) fue la polémica ganadora del Oscar a mejor película en 1942, dejando atrás a Citizen Kane. El film dirigido por John Ford cuenta la dura historia de una familia de mineros galeses. Se estrenó el mismo año que Estados Unidos ingresó en la Segunda Guerra Mundial.

Por Nicolás Bianchi

Basada en la novela homónima de Richard Llewellyn, la obra de John Ford es tan conservadora en su realización como en lo que cuenta. La idea de que todo pasado fue mejor es puesta en marcha aunque luego se concatenen una serie de tragedias y pesares. ¿Qué tan mala tiene que ser la percepción sobre el presente para reivindicar una época de sufrimientos e injusticias? ¿O es todo solo una maniobra para reforzar la noción de que el respeto a la autoridad (empresaria, religiosa o familiar) es el pilar fundamental de la vida en sociedad?

Quien cuenta en off la historia de la familia Morgan es Huw (Roddy McDowall), el menor de los hijos de una familia de mineros galeses que vio la transformación de su pueblo agreste, ubicado en un valle verde, que pasó a ser un enclave industrial humeante durante el final de la época victoriana. Por algún motivo que el espectador nunca sabrá, ya que no hay una alusión al presente del narrador, el entonces niño y ahora adulto considera esa como la mejor etapa de su vida.

Los hombres marchan en la película al trabajo en la mina como lo hacen en el presente a la guerra.

El drama familiar que cuenta Ford no tiene un nudo central sino que presenta distintas situaciones que avanzan a través del tiempo e intervienen en la vida cotidiana de la familia Morgan. La película establece a las autoridades morales de la comunidad desde un principio. En el hogar el padre (Donald Crisp) es el jefe. Si él no lo permite durante las comidas no se puede hablar. El corazón de la casa, al decir del narrador, es la madre (Sara Allgood) siempre ocupada en la preparación de las comidas y en la atención de los hombres que trabajan en la mina.

La construcción de los personajes tiene una búsqueda arquetípica. La madre y el padre no tienen nombre de pila. Son mister y mistress Morgan, un hombre y una mujer ejemplares. Él trabaja duramente y acata ciegamente las condiciones que imponen los patrones mientras que ella se ocupa de la residencia y de que la familia concurra a la iglesia los domingos. Son canónicos tanto para la narración como para la década del 40 en Estados Unidos, donde los hombres se preparan para ir a la guerra y dejan el hogar a cuidado de las mujeres.

Cuando el dueño de la mina decide rebajar los salarios, porque hay hombres dispuestos a trabajar por menos, los hermanos mayores de Huw, que ya son obreros como su padre, entienden que es el momento de oponerse y organizar un sindicato. “En esta casa no van a hablar de socialismo”, dice el hombre en una frase que suena mucho más acorde a la realidad estadounidense de los 40 que a la de Gales a fines de siglo XIX.

Los obreros son los soldados de la mina.

Otra controversia está dada por la situación sentimental de la hermana mayor de la familia, la muy bonita Angharad (Maureen O’Hara) que se enamora del cura del pueblo, Gruffydd (Walter Pidgeon). A pesar de que el sentimiento es mutuo ella se casa con uno de los hijos del dueño de la mina, el hombre más rico de la zona, y emigran a Sudáfrica. El personaje posterga su felicidad en favor del deber, de lo que supuestamente corresponde que haga.

Por último las tragedias familiares se completan con las muertes de los hombres en accidentes en las minas. A pesar de que se quejan los Morgan no dejan de trabajar hasta que a algunos los echan porque ya ganan demasiado. El mismo Huw abandona su educación para entrar en la mina como un púber. Uno de sus hermanos y, al final, su padre mueren en el trabajo. En cumplimiento del deber. El año de estreno de la película es el mismo en el que Estados Unidos ingresa en la Segunda Guerra Mundial. Cada hombre y cada mujer debe estar en su lugar. Listos todos para cumplir con sus tareas. Sin chistar. Incluso habrá quienes mueran en el frente, o, en este caso, en lo profundo de la mina. Al menos serán recordados con una gloria romantizada y artificial.

Afiche de la película (1941).

Se consigue aquí, con estos subtítulos.

Deja un comentario

Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar