Ziegfeld el emprendedor

The Great Ziegfeld (1936), o El Gran Ziegfeld, obtuvo el Oscar a mejor película en 1937. Producida por la MGM y dirigida por Robert Z. Leonard, cuenta la vida y obra de un productor teatral de Broadway, desde los albores del siglo XX hasta principios de los años 30.

Por Nicolás Bianchi

Florenz Ziegfeld (William Powell) tiene todo lo que se necesita para pertenecer a la elite del show business menos dinero. Pidiendo prestado se las ingenia para comenzar a producir y también para llevar un lujoso tren de vida, a costa de que sus deudas sean siempre gigantescas. Se trata de un self made men, un entrepreneur en el que bien podrían verse reflejados los popes de Hollywood de la época.

La principal diferencia es que desde principios de siglo Ziegfeld se dedica al teatro, particularmente al show de variedades en Broadway. Su apuesta más recurrente es la de traer de Europa a una posible estrella desconocida de Estados Unidos o apostar por talentos hasta entonces escondidos. Así la película recorre tres tipos de hilos que tienen que ver con la carrera del productor.

La cantante europea Anne durante una de sus presentaciones.

La primera es la relación que Ziegfeld busca tener con sus pares. Él quiere insertarse definitivamente en esa elite de ricos y poderosos. Su carisma, bien representado por el trabajo actoral de Powell, le es útil tanto para pedir financiamiento para sus proyectos como para seducir a las artistas mujeres que serán las estrellas de sus espectáculos. Tanto es así que rápidamente forma pareja con Anne (Luise Rainer), una joven cantante recién llegada de Europa.

En el carácter de ambos hay una semblanza de dos formas distintas de ser. Ziegfeld derrocha dinero en la compra de litros y litros de leche para que el público crea que su representada se baña en ella. En principio Anna se ve horrorizada por un gasto tan superfluo pero luego se enamora definitivamente del protagonista de la película cuando el éxito viene con costosos vestidos y joyas que el caballero le ofrece de manera copiosa. Más tarde el caballero seducirá a la local pero hasta entonces desconocida Billie (Myrna Loy).

En sus comienzos Ziegfeld produce show de variedades, como el hombre más forzudo del mundo.

The Great Ziegfeld combina esas dos líneas melodramáticas, las de las relaciones del productor, con una serie de escenas de los shows musicales que se producen. Los cuadros no están integrados a la narración, de hecho no le aportan nada, y consisten en piezas de teatro filmadas. Todas transcurren en los escenarios de los teatros neoyorquinos. Vistas con ojos de hoy son larguísimas y tediosas. Hay números musicales y de baile, y otros en los que bellas mujeres desfilan con trajes extravagantes que dejan al descubierto alguna parte de su cuerpo.

Lo mejor de la película son las escenas compartidas por Ziegfeld y Anna, también sostenida por una actuación muy meritoria de Rainer que le valió el Oscar a la mejor actuación protagónica femenina, y aquellas en las que se retratan las peripecias del productor para conseguir fondos. Se trata de un oasis en el desierto de tres horas de duración de la película, filmada de forma elegante pero muy convencional. Hoy prácticamente todos los componentes de The Great Ziegfeld lucen antiguos.

Afiche de la película (1936).

La película está aquí, con estos subtítulos.

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