La derrota es para siempre

En La trinchera infinita (2019) los directores Jon Garaño, Aitor Arregui y José Mari Goenaga narran la vida de un fugitivo que comienza su escape en los albores de la Guerra Civil. Preso en su propio hogar por años, revela otro costado de la profunda herida que significó aquel enfrentamiento para la sociedad española.

Por Nicolás Bianchi

Lo infinito es aquello que nunca termina. En principio, ¿Qué es lo que no tiene fin en la historia que propone el trío de directores que firma La trinchera infinita? Durante un primer momento de la película se trata del campo de batalla. La guerra se extiende al interior de los hogares, en las calles de los pueblos y en los descampados. Su carácter civil implica que todos están involucrados, lo quieran o no.

Higinio (Antonio de la Torre) es un sastre y concejal en un pequeño pueblo de Andalucía, al sur de España. El devenir de la guerra lo deja del lado de los perdedores, lo que es una ocasión ideal para un vecino que lo delata por haber tenido algo que ver en la muerte de su hermano. Mientras planea la fuga junto a su mujer Rosa (Belén Cuesta), es aprendido por los soldados nacionales.

La huida por los descampados y al amanecer.

El film inicia con una secuencia de acción espectacular, al estilo de 1917 por referenciar otra película contemporánea, en la que Higinio logra escaparse, del camión en el que es llevado junto con otros cautivos, y de un muy probable fusilamiento, para huir por las callejuelas de su pueblo. Luego de una pequeña odisea Higinio logra regresar a su casa, donde ya tenía preparado un escondite que consiste en un sótano muy pequeño al que se accede por una puertita de un falso mueble que está en la cocina.

Allí comienza la segunda dimensión de la guerra, la segunda trinchera. El cautiverio auto impuesto es interminable para Higinio en el pozo construido en el hogar y para Rosa en la superficie, donde debe mentir, esconderse, disimular. El deseo, la pasión que circula entre ellos parece ser un factor que los alimenta para continuar con la resistencia. El tiempo pasa, la Guerra Civil concluye, pero la fuga de ambos debe continuar.

Higinio en el entrada de su escondite.

La película es larga, dura prácticamente dos horas y media, pero su extensión tiene un sentido narrativo. El tiempo que permanecen los personajes en esa situación de encierro es también muy dilatado, de nuevo lo infinito está presente, por lo que el tedio es un componente importante en la experiencia de los personajes. Una de las virtudes del film es la narración de una historia tediosa sin caer nunca en el aburrimiento, lo que se da por la presión que implica la posibilidad de la muerte para Higinio, y quizás para Rosa también, si es que son descubiertos.

Mientras el tiempo transcurre, lateralmente se cuentan distintos aspectos de las varias etapas del franquismo, sus expresiones culturales y musicales, la persecución a los homosexuales y el comienzo de la apertura al mundo de España como destino soleado y turístico.

Tanto Higinio como Rosa son los protagonistas de la historia. Ella es su principal sostén, en definitiva la más fuerte de los dos, la verdadera heroína. Lo infinito cobra otra dimensión en la totalidad del film. Todo termina pero lo sucedido permanece. La guerra y sus consecuencias materiales, físicas, psicológicas y temporales son constantes, no acaban. Para muchos el franquismo significó una derrota para siempre.

Afiche de la película (2019)

La trinchera infinita recibió decenas de distinciones en distintos festivales, entre ellos los premios Goya y el de San Sebastián. Está producida por e integra el catálogo de Netflix. También se consigue por aquí.

Deja un comentario

Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar