El perfume del éxito

El drama noir Sweet smell of success (1957), del director Alexander Mackendrick y con Burt Lancaster y Tony Curtis en los roles principales, presenta, mediante una fotografía extraordinaria, la nocturnidad de la ciudad de New York a mediados del siglo XX.

Por Nicolás Bianchi

El reconocimiento resultó esquivo para Sweet smell of success (1957), dirigida por Alexander Mackendrick, cuando llegó a los cines. El público no la acompañó, quizás porque los actores principales (Burt Lancaster y Tony Curtis) estaban en papeles que no eran los habituales para ellos. Sin embargo, el retrato de la ciudad de New York que hace la película comenzó a ser valorado con el paso del tiempo, al punto que hoy integra cientos de listas de medios especializados que califican obras bajo el rótulo de ‘Las mejores películas de la historia’ o denominaciones similares. Distintos directores de prestigio la valoraron a medida que trascurrieron los años. Martin Scorsese dijo que se trata de una película “vibrante, que está viva” en la que “todas las imágenes de New York son brillantes”. Como corolario en el año 2000 una compañía de Broadway realizó una versión musical.

Es justamente en ese ambiente donde se presenta la acción. Sidney Falco (Curtis) es un agente de prensa, un intermediario entre los artistas y los periodistas, que está desesperado por ganar dinero y triunfar. La escena de presentación del personaje deja todo claro. Falco entra a su oficina mientras su secretaria está hablando por teléfono. Le dice que no le pase la llamada, al parecer de un cliente que no está satisfecho con la nula difusión de su obra. Al abrir una puerta se observa que hay una cama, por lo que Falco vive en el mismo lugar donde trabaja. Mientras se cambia con la puerta entornada le dice a la secretaria que pague el alquiler pero no lo que le deben a la sastrería. Ya de traje cuando está por salir a la calle la secretaria le recuerda que lleve su abrigo a lo que responde irónicamente: “¿Y así dejar propina en cada guardarropa de la ciudad?”. Sidney Falco, ambicioso, buscavida y sin dinero inicia su recorrida nocturna por los boliches nocturnos de New York.

La película en una imagen. J.J. Hunsecker quiere romper la pareja entre su hermana y el músico de jazz, para lo que interpone a Sidney Falco.

La presentación de J.J. Hunsecker (Lancaster) también es brillante. Unas escenas más adelante Falco llama desde una cabina en la calle por teléfono a Hunsecker, quien todavía no ha sido mostrado. El periodista le reprocha al agente de prensa que hay algo que él debería haber hecho y todavía no hizo. Preocupado Falco le dice que necesita hablar con él en persona, y a pesar de que Hunsecker se niega, se levanta y va a buscarlo. De la cabina en la que estaba camina unos pasos e ingresa a un bar elegante en el que al fondo encuentra al periodista sentado en una mesa con teléfono. Mientras Falco observa Hunsecker le ofrece consejos y lecciones a un senador y a una joven artista que, se sugiere, es su amante. Falco se siente semi integrado a la mesa, levemente por detrás de Hunsecker. El periodista es mostrado como un agente todopoderoso, con adláteres a sus espaldas, con importantes políticos escuchando sus sugerencias como si se tratara de la verdad relevada. Unos minutos después la figura de Hunsecker es rematada con una toma en la que se lo ve de espaldas, en un balcón, frente a las avenidas iluminadas y los carteles de neón, como si la ciudad estuviera a sus pies.

El hombre con la ciudad a sus pies.

En parte es así. La columna de Hunsecker es la más buscada por todos los agentes de prensa. Pero la misión de Falco es otra. Hunsecker lo “contrata” para romper la pareja entre su joven hermana y un músico de jazz. Por medio de unas maniobras totalmente inmorales el ambicioso agente de prensa va a intentar hacer todo lo posible para lograr su cometido y obtener la gracia del prestigioso periodista.

Afiche de la película (1957).

La película transcurre a un ritmo constante, hipnótico para el espectador, entre locales nocturnos, música de jazz y una galería de personajes en los que hay artistas, policías corruptos, periodistas y agentes, muchos de ellos desesperados por ganar dinero con rapidez. La diferencia reside en que Sidney, además, quiere vestirse con el perfume que conlleva el éxito.

Quienes estén interesados en el mundo nocturno neoyorquino de los 50 dirigirse por aquí (con estos subtítulos).

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