Capone (2020), tercera película de Josh Trank, fue estrenada el 12/5 en internet ya que no pudo ser programada en cines. Cuenta el último año de vida del célebre mafioso, brillantemente interpretado por Tom Hardy.
Por Nicolás Bianchi
Al Capone edificó un imperio criminal gracias a la prohibición para vender bebidas alcohólicas en los Estados Unidos durante los años 20. Sus primeras operaciones fueron en Brooklyn pero su apogeo delictivo tuvo lugar en Chicago. Allí reinó y lucró con salas de juego clandestinas, prostitución y licor. En 1931 fue llevado a juicio por una investigación del agente Eliot Ness y sus Intocables, que lograron una condena a 11 años de prisión por evasión de impuestos y fraude. En principio el gángster cumplió la sentencia en Atlanta y luego fue trasladado al penal de Alcatraz.
En la cárcel ubicada en una isla frente a San Francisco, Capone comenzó a sufrir los síntomas de una sífilis que se cree contrajo en la adolescencia y nunca se trató. Por su cuadro de demencia avanzado, a pesar de tener solo 40 años, fue excarcelado y se le permitió vivir en su mansión de Florida. La película Capone (2020) retrata los últimos meses en la vida del mafioso, que murió en 1947, a los 48 años de edad.
Capone, interpretado por Tom Hardy, tiene la voz en ruinas, su tez está pálida, demacrada y ya no siempre puede controlar sus esfínteres. Lo acompañan su mujer Mae (Linda Cardellini), su hermano Ralphie (Al Sapienza) y su hijo Junior (Noel Fisher). Pasa sus días sentado en la galería de la mansión, desde donde puede observar los jardines, los embalses y las estatuas con reminiscencias romanas que rodean al caserón. No solo la salud del mafioso está deteriorada sino también su economía. Para su angustia hay muebles y esculturas que van a tener que ser vendidas para poder seguir a flote.
Josh Trank, joven director, venía de un estruendoso fracaso con los superhéroes de Fantastic Four (2015) y antes había tenido su debut con el drama de ciencia ficción Chronicle (2012). En una entrevista el cineasta sostuvo que Capone es su primera “película real”. Por momentos la historia de los últimos días del mafioso es un drama que cuenta una enfermedad de un adulto mayor senil, con escenas de terror onírico por las alucinaciones que sufre el protagonista, y por momentos es un thriller en el que se busca develar si el gángster tiene una fortuna escondida en algún lugar que nadie sabe cuál es. Según sus biógrafos, el mafioso logró amasar en toda su carrera unos 100 millones de dólares.
Fundamentalmente, la película es un retrato de alguien que se está desintegrando, que se está muriendo. Capone, caracterizado por Hardy de manera brillante, escucha un radioteatro en el que se recrean sus mayores hazañas, sus peores delitos. Un grupo de matones dice “Al Capone envía sus saludos”, antes de proceder a acribillar a una banda rival de delincuentes. El mafioso sifilítico lo escucha con asombro, como si ya no recordara por completo sus acciones. En parte los sueños y alucinaciones que se le presentan al personaje son flashbacks distorsionados de su vida. Son también momentos que se desvanecen de su memoria, que son recordados por última vez.
El film es una pequeña historia sobre un gran y monstruoso personaje. Se trata prácticamente de un epílogo en el que ya no queda mucho por resolver. De todas maneras la actuación de Hardy y el vuelo que cobran las escenas alucinatorias logran llevar a la película hasta el desenlace de manera disfrutable.
Capone estaba programada para ser estrenada en cines pero se lanzó directamente en internet por la pandemia de coronavirus. Se consigue muy fácilmente (con estos subtítulos).
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