La chimera (2023): delincuentes, bohemia y poesía

Película italiana de Alice Rohrwacher. Un personaje intrigante lidera una banda de simpáticos ladrones de antigüedades. La narración es cadenciosa pero atrapante.

Por Nicolás Bianchi

La chimera no es una película fácil y tarda en desarrollarse. Antes de contar una historia, establece un tono y un ritmo. También presenta a los personajes. Y todo esto lleva un tiempo necesario. Ahora bien, este comienzo algo ocioso y disperso paga con creces al final. En el medio, la directora incluye algunos toques autorales que le dan a la película un aura especial.

Arthur (Josh O´Connor) es un inglés que sale de prisión en Italia y toma un tren para volver al pueblo en el que vive. Esto no transcurre en el presente. El guión escrito por la misma Rohrwacher, Carmela Covino y Marco Pettenello no es preciso en cuanto a la época. Pero la gente todavía fuma en los trenes y los teléfonos celulares están lejos de aparecer. Por la ropa de los personajes se puede decir que la historia transcurre a mediados de siglo XX, entre los 50 y los 70. No son los años 40, particularmente convulsivos en Europa, y tampoco los 80. Esto está en el medio, aunque no queda del todo claro cuándo.

La pintoresca banda a la que pertenece el protagonista

Arthur es un hombre joven de aire melancólico. Evidentemente, extraña a una mujer, que aparece entre sueños, recuerdos y alucinaciones. No sabemos qué pasó con ella. En cualquier caso, Arthur luce afectado por ese recuerdo. Su vida en el presente de la película transcurre entre dos grupos, una banda de alegres ladrones de antigüedades y una comunidad de mujeres que vive en un gran caserón. Allí habitan la joven Italia (Carol Duarte), que desea a Arthur, y la matrona Flora (Isabella Rossellini), amiga, tampoco sabemos por qué, de este joven.

De a poco, en la película queda claro que Arthur es particularmente valorado por sus compañeros por una extraña habilidad para intuir dónde hay tumbas con objetos de valor. Estos ladrones no roban negocios sino yacimientos etruscos que supuestamente pertenecen al estado italiano. Después, comercian lo que encuentran con el enigmático mercader de arte Spartaco.

Italia busca seducir a Arthur, pero compite con los recuerdos de amor del pasado

A veces, estos atracos subterráneos se complican. Además, este grupo debe enfrentar la competencia de otro, que se dedica a lo mismo. Todo esto da pie para ciertos contrastes entre el avance del progreso, por llamarlo de alguna manera, y lo antiguo, lo histórico que es parte de cada pueblo. No hay una reflexión clara al respecto pero sí es posible entrever la voluntad de mostrar esta situación. Por ejemplo, uno de los yacimientos se encuentra a las afueras de una planta eléctrica que, al parecer, está contaminando el mar.

Y más allá de algunos conflictos, lo que la película busca resolver es a su personaje central. O sea, lo importante es lo que pasa con Arthur. Para ello, La chimera emplea recursos poéticos, visuales y narrativos de manera excelsa. El film logra plasmar un aire bohemio único y particular del mundo que retrata. Quizás el espectador tarde en ingresar en este ecosistema, pero una vez que lo hace no desea salir.

Afiche de la película (2023)

Está online. Contacto: elgolocine@gmail.com

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